jueves, 26 de abril de 2012
sábado, 14 de abril de 2012
canción para mirar al cielo desde monteclerigo
Tengo el tic tac de mi corazón ansiolítico
grabado a ráfagas
por los poros de arena que no supe sudar.
El vuelo de la luz a trágalas y a poniente cruel
deportaron mis temblores y mi salitre seca
a la hora de la retirada.
Y vivo resguardado,
ignoto y quedo en una lengua de roca insolente,
en un palmo de ola y papel de fumar,
en una caricia hirviente.
Rehén en una aria de imposible ejecución
pero de coda previsible.
Y te tuve en un descuido.
En un acantilado como un butrón.
Cerca de unos juncos y un abandono, de una herida.
Carne de albatros y vino de sal. Maderos de contrabando y un día sin luz.
Y me encontré, una tarde de lluvia y calor, flotando como una alga esquiva, supurando lágrimas
y notas de un rickenbacker abandonado,
bebiendo amarginha y fermentos en borrascas.
Una cala de derrota.
Tuve una pena y un dolor, un trabajo y un esquirol,
una vida y de cuentas pendientes lleno un galeón.
Me perdí bajando a tierra y desfallecí en mi presente.
Como un gorrión en el alambre
o una nube desde la que saltar hacia adentro,
me mantengo entre la sinestesia y la distimia
construyendo un último cráter
para el último vuelo tóxico, mi última inmersión
justo antes de la erupción y del derrumbe.
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