martes, 27 de marzo de 2012

yo nací en un castillo de arena



Yo nací en un castillo de arena
y ahora vivo en un hormiguero.
Se me caducaron todas las orlas
que me guardé sin que me vieran
mientras dormía en una concha
fingiendo que no fingía,
durmiendo que no fingiera

No pregunto quién pregunta
ni respondo como debo.
Soy la reja que rodea
las jaulas de estos cuervos.

Asintiendo en una duna
extravié los mil espejos
que rodeado me tuvieron
por más de dos mil lunas.
y allí aparecí aun vivo.
Claro está, sin cordura,
con más penas y silencios,
sin dinero y con más dudas.

Solo pido un par de fortunas
que despilfarrar si puedo.
Con más tino o con menos.
Y aun haciendo lo que debo,
no me engaño, no soy ciego.
Soy y seré vagabundo
de esos que, cual arriero,
camina buscando abrigo
en cualquier humilde granero.

Ya no quedo, ni quedamos,
solo me amparo en los plurales.
En la compañía de los valientes
que aun aceptan mi chequera
de timador oxidado
haciéndome el favor
de contarme entre los suyos
para que así pueda olvidar
de donde vengo, en donde estuve.
Prófugo de lo bello,
ladrón de libertades,
poeta sin poesía,
maestro de los barrizales.

Solo estoy donde estoy
porque no supe llegar a otro sitio.
Por que mi estupidez sin lucidez
me hizo creerme erguido y sabio,
locuaz y oportuno,
olvidando lo evidentemente claro

No hay retorno a los inicios
como no hay pecado sin pena
ni verdugo sin inicuo
No me gustan los hormigueros
pero para mí, compañero
es lo que queda.